Es un concepto comparable en muchas maneras al Freudiano superego como censor inhibidor, o el negativo animus de Jung.
Si una persona se dice así misma que no es posible que nadie se fije en ella y que no es digna de que nadie la quiera está evitando iniciar interacciones con el sexo opuesto (algo que le supone un coste hacer y que le expone a un posible fracaso)
4º El moldeador: trata de lograr que te ajustes a una determinada forma de ser estándar establecida por la familia, comunidad o cultura, y los temores de mostrar tu verdadero yo te llevarán al rechazo y al abandono.
Una elevada exigencia puede generar también una baja autoestima y frustración al no cumplir nunca con esas expectativas y entrar en contradicción con ese diábrand interno que no nos permite fallar y equivocarnos, lo cual influye tanto en el ámbito laboral como private.
una forma de controlar el miedo al rechazo es predecirlo constantemente para que no nos coja nunca por sorpresa. La crítica nos pone siempre en lo peor y anticipa que no vamos a caerle bien a alguien o que no les gustará nuestro trabajo o que la gente nos mira porque somos raros.
Eva claims: 15 February, 2016 at two:forty eight pm Me he metido aquí por casualidades de la vida y la verdad que me ha gustado este publish y otro en el que hablas de aceptarse. Y me ha gustado porque creo que tengo ansiedad y no quiero ir a un more info médico o psicóbrand, sino curarme por mi misma. Llevo medio año haciendo varias cosas y he notado cambios, pero hay cosas en las que aún me siguen provocando ansiedad.
sevenº El controlador interno: trata de controlar tus impulsos en torno a cosas como comer, beber, gastar y tener relaciones sexuales, a menudo recurriendo a tácticas duras para hacerlo. Cuando te equivoques y haga una de estas cosas, el controlador comenzará a culparte y criticarte.
, nos invita a reflexionar sobre esta lucha interna, donde dos "yoes" conviven en un delicado equilibrio:
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Tomar conciencia del diábrand interno que utilizamos y empezar a sustituir algunos mensajes aprendidos como ‘‘tengo que’’ o ‘‘debería’’ (Tengo que hacerlo bien, no puedo fallar…) por ‘‘yo quiero’’ o ‘‘yo elijo’’.
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Para que esta nueva manera de pensar y de interpretar la realidad de una manera más realista se interiorice, hace falta paciencia y persistencia. Nuestros hábitos nos traicionan y en cualquier momento los car mensajes saboteadores aparecerán de nuevo, pero no tenemos que dejarnos abatir por ellos, sino que debemos seguir cuestionándolos y sustituyéndolos por otros más constructivos hasta que poco a poco consigamos que vayan apareciendo de forma automática.